domingo, 30 de septiembre de 2018

AITOR HERRERA 15 URTE KARTZELAN ETA BORROKAN.

15 años han pasado ya desde que nuestro vecino Aitor Herrera fuera detenido y encarcelado, 15 años ya. Parece que fue ayer, parece que el tiempo vuela, pero en 15 años hemos visto cambiar nuestras vidas, hemos cambiado de casa, hemos perdido o encontrado trabajos, nos hemos jubilado laboralmente, hemos tenido hijos e hijas, …, en definitiva, muchas cosas han cambiado en nuestras vidas como decimos, pero también en nuestro entorno, en nuestro pueblo, hemos visto como ha cambiado este mismo parque, el puerto, como se ha construido un polideportivo en Kabiezes, como ha llegado el metro a nuestros barrios, …, en fin como esta cambiando todo a nuestro alrededor.


Pero aunque parezca que el tiempo transcurre a toda velocidad, es solo una falsa percepción, ya que lo que debe de sentir Aitor, junto con el resto de presos y presas políticas vascos, así como sus familiares y entorno, es algo totalmente diferente, 15 años dan para mucho, …, cosas buenas y malas, alegrías y penas, sufrimiento de ver que tus seres queridos se encuentran encerrados a cientos de kilómetros de casa y que debemos de realizar viajes eternos por todo el estado español o francés, o mas lejos incluso, con el consiguiente peligro de sufrir un accidente, con los problemas derivados que generan dichos percances: retrasos, perdidas de visitas, cuando no, algo mas grave.

 Día a día, durante estos 15 últimos años, Aitor ha tenido que hacer frente a la injusticia generada por la política penitenciaria aplicada al colectivo de presos y presas políticos vascos, dicha política solo busca la anulación como personas y por medio del aislamiento trata de romper dicho colectivo. Es un castigo totalmente injusto, basado únicamente en la venganza y alejado de los derechos humanos que le corresponden, como a cualquier otro ciudadano, aunque este privado de libertad.


Pero no solo se les aplican estas medidas a nuestros vecinos encarcelados, sino muchas mas, ya que los registros son una medida muy habitual en las prisiones, para despojarte de cualquier cosa que te acerque al exterior, así como restringirte artículos, llamadas telefónicas o correspondencia, buscan la incomunicación total con su pueblo, con Euskal Herria, que no les lleguen noticias desde fuera, que no sepamos que ocurre allí dentro, que no noten el cariño que desde aquí les hacemos llegar y cuando esto no es suficiente, las amenazas, coacciones o palizas, son las medidas adoptadas por los funcionarios de prisiones con el consentimiento y beneplácito de sus superiores, cuando no orquestadas por estos.

 En los últimos años hemos visto que ante tal brutalidad y ensañamiento hacia el colectivo de presos y exiliadas políticos vascos, con ilegalizaciones de organismos a favor de dichos presos y exiliadas, con detenciones y encarcelamientos de expresos y abogadas, con el continuo trasladando de presos y presas, o incluso con muertes en prisión.

 Pero también decimos que en los últimos tiempos también hemos visto que hay cosas que han empezado a cambiar, hemos visto la determinación del colectivo de presos y presas, así como la del colectivo de exiliados/as avanzando con medidas unilaterales a favor de la paz para este pueblo, hemos visto las calles de Bilbo, Donostia, Baiona o Paris, repletas de gente a favor de las demandas sobre derechos humanos, resolución y paz.


Porque el sufrimiento generado debido a la dispersión, tiene los días contados, si contamos con la solidaridad que ha caracterizado a este pueblo en su historia. Pero como no, lo vemos con esa inmensidad de gente, que fin de semana si y fin de semana también, no deja en la estacada a sus seres queridos, amigas, o compañeros, realizando visitas pese a las adversidades, tanto climatológicas, económicas o de distancia, trasladando todo nuestro cariño y haciendo que al menos por unas horas, la mente de nuestros amigos encarcelados se evada de esas cuatro paredes, de esas rejas y muros que tratan de atraparlos. No podemos dejarles solos. Como decimos es momento de ponernos a trabajar todos y todas a una, para conseguir de una vez por todas que los derechos de los y las presas y exiliados sean respetados, y ante su conculcación no queda otra que la denuncia continua.

 Pero también podemos empezar a cambiar desde ya, con cosas mas pequeñas pero de vital importancia, por ejemplo mandando cartas a nuestros vecinos encarcelados, hagámosles llegar ese aire fresco, imprescindible para sobrellevar con dignidad el día a día encerrado, así como se les hace llegar la prensa diariamente, que les permite estar informados de lo que sucede en el exterior y ver otras perspectivas que sino no podrían tener. O trabajando en las dinámicas que en los pueblos se realizan: rifas, venta material, turnos solidarios en las txosnas, ... Por todo ello recalcamos la necesidad de movilizarse y organizarse para que esta situación cambie, para que podamos traer a Aitor y los demás cuanto antes a casa.

AITOR ETXERA !!

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