10 años han pasado ya desde que nuestros
vecinos Aitor Herrera en
el 2003 y Jon González y
Jon Kepa Preciado en
el 2004, fueran detenidos y encarcelados, 10 años ya. Parece que fue ayer,
parece que el tiempo vuela, pero en 10 años hemos visto cambiar nuestras vidas,
hemos cambiado de casa, hemos perdido o encontrado trabajos, nos hemos jubilado
laboralmente, hemos tenido hijos e hijas, …, en definitiva, muchas cosas han
cambiado en nuestras vidas como decimos, pero también en nuestro entorno, en
nuestro pueblo, hemos visto como ha cambiado este mismo parque, el puerto, como
se ha construido un polideportivo en Kabiezes, como ha llegado el metro a
nuestros barrios, …, en fin como esta cambiando todo a nuestro alrededor.
Pero aunque parezca que el tiempo transcurre a
toda velocidad, es solo una falsa percepción, ya que lo que deben de sentir
nuestros 3 vecinos, junto con el resto de presos y presas políticas vascos, así
como sus familiares y entorno, es algo totalmente diferente, 10 años dan para
mucho, …, cosas buenas y malas, alegrías y penas, sufrimiento de ver que tus seres queridos se
encuentran encerrados a cientos de kilómetros de casa y que debemos de realizar
viajes eternos por todo el estado español o francés, o mas lejos incluso, con
el consiguiente peligro de sufrir un accidente, con los problemas derivados que
generan dichos percances: retrasos, perdidas de visitas, cuando no, algo mas
grave.
Día a día, durante estos 10 últimos años,
nuestros 3 vecinos han tenido que hacer frente a la injusticia generada por la política penitenciaria
aplicada al colectivo de presos y presas políticos vascos, dicha política solo
busca la anulación como personas y por medio del aislamiento trata de romper dicho colectivo. Es un
castigo
totalmente injusto, basado únicamente en la venganza y alejado de los derechos
humanos que les corresponden, como a cualquier otro ciudadano, aunque estén
privados de libertad.
Pero no solo se les aplican estas medidas a
nuestros vecinos encarcelados, sino muchas mas, ya que los registros son una
medida muy habitual en las prisiones, para despojarte de cualquier cosa que te
acerque al exterior, así como restringirte artículos, llamadas telefónicas o
correspondencia, buscan la incomunicación
total con su pueblo, con Euskal Herria, que no les lleguen noticias desde
fuera, que no sepamos que ocurre allí dentro, que no noten el cariño que desde
aquí les hacemos llegar y cuando esto no es suficiente, las amenazas,
coacciones o palizas,
son las medidas adoptadas por los funcionarios de prisiones con el
consentimiento y beneplácito de sus superiores, cuando no orquestadas por
estos.
En los últimos meses hemos visto que ante tal
brutalidad y ensañamiento hacia el colectivo de presos y exiliadas políticos
vascos, con ilegalizaciones de organismos a favor de dichos presos y exiliadas,
con detenciones y encarcelamientos de expresos y abogadas, trasladando a presos
y presas mas lejos aun, o incluso con muertes en prisión como la de Arkaitz Bellon.
Pero como decimos en los últimos meses también hemos visto que hay cosas que
han empezado a cambiar, hemos visto la determinación del colectivo de presos y
presas, así como la del colectivo de exiliados avanzando con medidas
unilaterales a favor de la paz para este pueblo, hemos visto las calles de
Bilbo repletas de gente a favor de las demandas sobre derechos humanos,
resolución y paz, ayer mismo vimos como este ayuntamiento se posicionaba por
mayoría absoluta a favor de los derechos de los y las presos, hemos visto con
enorme alegría la salida de decenas de presos y presas tras la anulación de la
aberrante doctrina Parot, y mas pronto que tarde veremos también la ansiada
salida de los y las presos con una enfermedad
grave.
Pero para conseguir este logro como otros que
sin duda llegaran, queremos realizar un llamamiento a los y las ciudadanas de
este pueblo a seguir organizándose, y trabajar para que esta situación cambie
cuanto antes, es mas necesario que nunca y queremos contar con todos y todas.
Debemos continuar trabajando hasta que los derechos de los y las presas y
exiliados sean respetados. Ya que es momento de cerrar la puerta del
sufrimiento y abrirla a la solución, por eso decimos no a la dispersión. Por que el
sufrimiento generado en los últimos 30 años debido a la dispersión, tiene los
días contados, si contamos con la solidaridad que
ha caracterizado a este pueblo en su historia.
Y como decimos es momento de cambiar ya, día a
día con nuestras actuaciones, y lo vemos en infinidad de situaciones y de personas,
como las que todos los fines de semana, tratan de evitar los impedimentos e
imprevistos que los familiares tienen para realizar las visitas a sus seres
queridos encarcelados, hablamos de los conductores solidarios que dentro del
colectivo Mirentxin,
acercan a nuestros familiares a puntos tan alejados como Valencia, Galicia o
Francia, o lo vemos también en el colectivo de abogados, curtidos en
mil batallas legales para conseguir que la defensa jurídica llegue a todos y
todas los presos vascos para hacer frente a las injusticias que son abocados nuestros
convecinos. Así como también lo vemos en el colectivo Jaiki Hadi de médicos y
psicólogos volcados en que los presos y presas vascos tengan una sanidad lo mas
digna posible pese a los impedimentos que padecen.
Pero como no, lo vemos con esa inmensidad de
gente, que fin de semana si y fin de semana también, no deja en la estacada a
sus seres queridos, amigas, o compañeros, realizando visitas pese a las
adversidades, tanto climatologicas, económicas o de distancia, trasladando toda
nuestra amistad y
haciendo que al menos por unas horas, la mente de nuestros amigos encarcelados
se evada de esas cuatro paredes, de esas rejas y muros que tratan de
atraparlos. No podemos dejarles solos. Como decimos es momento de ponernos a
trabajar todos y todas a una, para conseguir de una vez por todas que los
derechos de los y las presas y exiliados sean respetados, y ante su
conculcación no queda otra que la denuncia.
Pero
también podemos empezar a cambiar desde ya, con cosas mas pequeñas pero de
vital importancia, por ejemplo mandando cartas
a nuestros vecinos encarcelados, hagámosles llegar
ese aire fresco, imprescindible para sobrellevar con dignidad el día a día encerrado, así como se les hace llegar la
prensa diariamente, que les permite estar informados de lo que sucede en el
exterior y ver otras perspectivas que sino no podrían tener. O trabajando en
las dinámicas que en los pueblos se realizan: rifas, venta material, turnos
solidarios en las txosnas, …, y un largo etcétera. Por todo ello recalcamos la
necesidad de movilizarse y organizarse
para que esta situación cambie, esta en nuestra mano. Eskerrik asko.
ONGI ETORRI ARKOTXA !!
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